Todas las grandes crisis requieren de dirigentes decididos, capaces de adoptar decisiones difíciles en un corto período de tiempo. Se ha comprobado que, ante la existencia de una gran amenaza, el instinto humano hace que el colectivo se sume a seguir las indicaciones de los líderes, y en igual medida se aceptan sacrificios como el costo necesario para evitar un desastre mayor, esto se debe a que nada une tanto como un enemigo común. Los líderes presentan diferentes características que se contraponen en dos extremos, por un lado, se encuentran los que aprovechan las situaciones para tomar decisiones eficientes ante la presión de garantizar la seguridad y el bien común, en el otro están los que imprudentemente esperan demasiado para reaccionar o romantizan la gravedad de la situación hasta que es demasiado tarde, sobran ejemplos de ambas posturas a lo largo de la historia. Ante el paradigma de una enfermedad totalmente desconocida, en donde los niveles de incertidumbre son altísimos, ser firme y proactivo, son condiciones necesarias para abordar la emergencia.
El martillo y la danza son conceptos propuestos recientemente, en una investigación que lleva el mismo título, por el experto en psicología conductual Tomás Pueyo, este artículo que ya ha sido leído por millones de personas, entre otras cosas defiende la aplicación de políticas de choque activas e intensas frente a la propagación del coronavirus. Ya es común escuchar a muchos periodistas utilizando este analogía y a mandatarios de varios estados adoptando estas palabras para explicar sus propuestas políticas. Se trata de un estudio que explica de la mejor manera la actual emergencia internacional por la pandemia de Coronavirus, y especialmente lo que, desde su perspectiva debe hacerse para contener los daños.
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El título del trabajo está relacionado con las dos fases que se requieren, según el autor, para salir adelante tras la crisis sanitaria que padecemos. El término martillo se utiliza para hacer referencia al momento epidemiológico actual, ese en el que el gobierno debe actuar inflexiblemente sobre toda la población, a través de un aislamiento social extremo, con el fin de aplanar la curva de contagios y no saturar los sistemas de salud. Así mismo, el baile o la danza se refiere a un futuro cercano, es decir, lo que está por llegar. En este informe se proyecta un futuro en el cual, luego que el aislamiento extremo ha hecho efectos y se ha mitigado el número de ingresos en las salas de hospitales, se puedan atenuar las medidas, tanto para devolver a la población sus libertades individuales como para no asfixiar innecesariamente a la economía.
El análisis realizado por el referido profesional hace una proyección de cómo serán los próximos 18 meses, en caso que los líderes ganen el tiempo suficiente para lograr los resultados esperados. Aún es pronto para saber con certeza si el aislamiento social y el estado de emergencia volverán a prorrogarse, se puede prever que pudiera darse en forma escalonada, lo realmente cierto es que cualquier decisión tomada en este ámbito debe hacerse con cautela, respetando el enorme sacrificio que está haciendo la sociedad, y más aún, garantizando la salud y tranquilidad de todos. Nuestros líderes trabajan hoy martillo en mano, para doblar la curva de contagios, esto se observa en las medidas adoptadas cuyo objetivo prioritario es el urgente control del contagio masivo y el descongestionamiento de los sistemas de salud. Luego que este objetivo se logre se requerirá, así como indica el creador del informe “un esfuerzo a largo plazo para mantener el virus contenido hasta tener un tratamiento o una vacuna”, para así finalmente recuperar lo que hoy extrañamos.
Súmate al esfuerzo por controlar esta emergencia sanitaria, el Perú está en nuestras manos, sigamos las recomendaciones de nuestro Gobierno, quédate en casa”
Escrito por: Abg. Jessica Navarro