Los derechos reales de garantía otorgan a su titular un poder real sobre una cosa ajena.
Entre los elementos de las obligaciones se distinguen tres que son: los sujetos (acreedor y deudor), el objeto (la prestación) y el vínculo (que es la conexión que enlaza a los sujetos en cuanto al objeto). Ahora bien el patrimonio se compone por los derechos reales, los derechos personales o crediticios y los derechos intelectuales. Los derechos personales o crediticios son obligaciones jurídicas que vinculan a los sujetos, en la cual el acreedor tiene el derecho de exigir al deudor que cumpla con la obligación forzadamente, en virtud de la existencia de la relación obligacional. Por tanto el patrimonio responde por las deudas de las que el sujeto es titular, cualesquiera sean los derechos actuales o futuros que lo integren, esto se debe a que, evidentemente la garantía del acreedor no puede ser su propia deuda, sino el conjunto de bienes del deudor.
Basándose en esta premisa, se puede determinar que el patrimonio es el asiento de la responsabilidad obligacional del deudor, es la garantía del acreedor. Según lo define DÍEZ-PICAZO y GULLÓN, entiéndase por garantía a toda estrategia de refuerzo que se agrega a un crédito para certificar su satisfacción, atribuyendo al acreedor un nuevo derecho subjetivo o unas nuevas potestades, como la retención de la cosa. Sin embargo, esto no significa que los acreedores tienen establecido un derecho real de prenda sobre los bienes del deudor, sino que ellos pueden dirigirse sobre dichos bienes y ejecutarlos a fin de obtener la satisfacción de sus créditos, en caso de incumplimiento por parte del deudor, constituido por su genuino derecho a accionar, es decir, el deudor queda subordinado al imperio de ofensiva del acreedor.
Escrito por: Abg. Jessica Navarro