Estas últimas semanas la presión mediática ha estado enfocada en el desempeño de nuestra selección de fútbol, se obtuvieron grandes triunfos y un posicionamiento valioso a través del despliegue de una lluvia de goles, compromiso con la camiseta, buenos partidos y suficientes jugadas magistrales, para convencer que la Copa América 2019 para el Perú, fue una de las mejores de los últimos tiempos.
En el mundo globalizado los Estados han perdido fuerza en cuanto a la identidad nacional, es difícil encontrar símbolos que identifiquen las regiones, principalmente por la asociación a situaciones negativas, derivadas del alto desprestigio del sistema político que nos envuelve. Sin embargo el fútbol ha tenido la particularidad de reunir características que lo hacen ser una pasión, mezclando el llamado a lo nacional, el mismo lenguaje para expresar sentido de comunidad y además la proyección al futuro, es decir, construir escenarios donde es posible desempeñar buenos papeles.
Es fácil contrastar el modus operandi de los jugadores con la realidad de nuestro país, las similitudes se develan en la cancha como un espejo, que refleja en 90 minutos, las alineaciones de las relaciones económicas, sociales y políticas, aunque para algunos no lo parezca, las reglas del juego son bastante similares a las que se aplican en nuestras vidas.
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Hoy la euforia de la pasión que despierta el Fútbol puede ser aprovechada por los actores sociales y políticos para generar mayor conciencia de lo colectivo, recuperando el orgullo y el sentimiento nacional.
Escrito por: Abg. Jessica Navarro