En medio de la crisis generada por la llegada del coronavirus, las actividades cotidianas de todo el mundo se desarrollan a un ritmo pausado. Pocos sectores han tenido que seguir adelante, y los demás han tenido que mutar para mantenerse operando. Este es el caso del sistema educativo, a quien le ha correspondido transformarse y adoptar la alternativa de formación a distancia, para que la llegada del brote no obstaculizara los procesos planificados de enseñanza y aprendizaje.
De acuerdo a información proporcionada por la Unesco, estudiantes de distintos niveles han interrumpido sus clases por el coronavirus, el cierre de escuelas y universidades impactó a más del 89% de los estudiantes del mundo, lo que representa 1,54 billones de niños, niñas y jóvenes, a lo que se le debe sumar más de 60 millones de docentes que dejaron de enseñar presencialmente.
La educación virtual es ahora la protagonista, tanto a nivel público como privado, por ser la alternativa que mejor se adapta a las medidas preventivas de aislamiento social. Sin embargo, el paso del sistema presencial al virtual no es algo automático, requiere una serie de cambios y una buena cuota de esfuerzo. Este experimento de virtualidad obligado, pone de manifiesto que aún existen muchas brechas, y bastante camino que transitar para alcanzar superar los desafíos que nos impone en muchos sentidos esta nueva era.
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En nuestro país, en el caso de la educación superior, la SUNEDU se ha pronunciado, indicando, entre otras cosas que, durante el estado de emergencia, las universidades deben facilitar alternativas de aprendizaje accesibles para los estudiantes. Garantizando que las condiciones de calidad sean equivalentes a la prestación presencial, otorgando además seguimiento o acompañamiento oportuno al estudiante y al personal docente.
Bajo el mismo contexto, el ente informó que, hasta el pasado 10 de mayo, ha recibido 1,290 denuncias de estudiantes universitarios, principalmente por el servicio de educación no presencial implementado tanto en universidades públicas como en privadas, y también por los costos de las pensiones.
Las autoridades del organismo refieren que, del total de denuncias, el mayor porcentaje se relaciona con los mecanismos de educación a distancia que las universidades tuvieron que implementar, y el resto son quejas por pago de pensiones y otros aspectos económicos, las cuales se derivan al Indecopi para que determine si representan una violación a los derechos de los universitarios como consumidores.
Súmate al esfuerzo por controlar esta emergencia sanitaria, el Perú está en nuestras manos, sigamos las recomendaciones de nuestro Gobierno, quédate en casa”
Escrito por: Grupo Verona